
Anthony Gormley (Londres, 1950) descubrió el camino hacia la escultura a través del estudio del ser humano; antropólogo, arqueólogo e historiador de arte, Gormley trabaja con la figura humana como un lugar para explorar la memoria y la condición del hombre en sus roles sociales e individuales. Centra su atención en el cuerpo como sujeto, como objeto y como espacio, recorriéndolo desde su propio cuerpo y expandiendo el territorio desde la individualidad hacia la colectividad como un solo movimiento.
Sus instalaciones, objetos y esculturas toman el cuerpo humano como punto de partida, ya sea considerándolo como una multitud de formas, como huella o como una presencia que ocupa un espacio determinado, la obra de Gormley deja ver las relaciones entre peso, volumen, individualidad y colectividad.
Tuvo una reciente exposición en el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey y en esta muestra, el espectador podrá apreciar una amplia retrospectiva de su indagación sobre el cuerpo y su interacción con el entorno.
Interesado en su etapa más reciente por el problema de la concentración de individuos en las ciudades modernas y por las formas de relación surgidas entre la colectividad, el británico ha tratado, a lo largo de su trayectoria artística, iniciada a comienzos de los ochenta, de otorgar nuevos significados a nuestro cuerpo, de cuestionar su tradicional posicionamiento respecto al espacio y de conferirle un papel preponderante en la creación contemporánea.
Su objetivo último es investigar los ámbitos en los que las personas desarrollan su existencia y el modo en que actúan respecto a ellos. Emplea para ello materiales inusuales y simbólicos, desde el pan al plomo pasando por el caucho o la ropa, imprescindibles, según el autor, para aquellos individuos sólo preocupados por cubrir sus necesidades materiales.
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